Paola Ceruti Mahn
SillaContactenos
  Ser protagonista de tu vida Septiembre 2012
 

 

Con demasiada frecuencia nos encontramos con personas que
no asumen responsabilidad sobre sus actos y se declaran víctima
de las circunstancias. Dicen cosas como: “el proyecto no se terminó a tiempo”, “la reunión se demoró”, “hubo errores”, “faltó apoyo”. En este lenguaje la persona se declara inocente frente a un problema y pone la responsabilidad fuera de sí misma, puede ser en otros, en el sistema, en las circunstancias. Es un lugar que tranquiliza a corto plazo, calma la frustración y alivia la culpa de sentirse parte de provocar una determinada situación. Superficialmente pareciera que uno está a salvo de ser increpado por algo o de verse enfrentado a la incomodidad de revisar las propias prácticas y cambiar. La víctima elige quedarse en la zona cómoda de la no responsabilidad y del no cambio. ¿Cuál es el costo si se elige ese lugar?: la impotencia y la incompetencia. Si no se es parte del problema difícilmente se puede ser parte de la solución. El lugar de la víctima te deja atado de manos, autoexiliado de contribuir a construir la diferencia, solo esperando que los demás o el sistema cambien para que ojalá llegue la solución.

Si por ejemplo las frases declaradas fuesen “me atrasé con el proyecto”, “no prestamos atención al tiempo y nos extendimos en la reunión”, “cometí errores”, “no conseguí apoyo”, la persona estaría utilizando explicaciones generativas donde elige hacerse parte del problema, recuperando así el poder de cambiar las circunstancias y de
conseguir la meta que se desea.

La víctima elige quedarse en la zona cómoda de la no responsabilidad
y del no cambio. ¿Cuál es el costo si se elige ese lugar?: la impotencia y la incompetencia. Si no se es parte del problema difícilmente se puede ser parte de la solución. El lugar de la víctima te deja atado de manos, autoexiliado de contribuir a construir la diferencia, solo esperando que los demás o el sistema cambien para que ojalá llegue la solución.

 En ese lugar la persona es consciente que las circunstancias no te determinan, y que la respuesta que damos frente a una determinada situación es siempre una elección. Por ejemplo, estamos en una
reunión y suena nuestro celular, le decimos a la otra persona “disculpa, tengo que responder este llamado”, como si el llamado fuese el que nos obliga a responder. El protagonista sabe, aunque elija no decirlo, que está eligiendo responder porque quiere comunicarse con la persona que está llamando, aunque eso signifique interrumpir momentáneamente
la conversación con otro.

Aún cuando no se pueden determinar completamente los resultados
de las acciones, ni la situación que se  enfrenta, uno siempre es capaz de elegir qué comportamiento tendrá frente una circunstancia. Sentir que algo se hace porque se quiere hacer, porque se elige aquello, disminuye la rabia, la impotencia, el miedo y la sensación de estar atrapado en las circunstancias y las decisiones de los demás. Estar
conscientes de la capacidad básica e inalienable de elegir nos reconecta
con aquella libertad esencial de todo ser humano, uno de los pilares de
nuestra dignidad.

Puedes estar en la posición de víctima y lamentarte por las decisiones de los demás, y todo lo que “tienes” que hacer sin quererlo, o puedes ser el protagonista de tu historia y recuperar el poder de ser el cocreador de la vida que quieres tener.

¿Qué camino vas a elegir?

Referencia: Kofman, F. (2006).
Metamanagement: La nueva conciencia
de los negocios (I).
Editorial Granica, Buenos Aires.

 

 

 

 

 
 
INICIO...·...BIOGRAFIA...·...ARTICULOS...·...VIDEOS...·...CONTACTO

 

 

 

 

INICIO BIOGRAFIA ARTICULOS VIDEOS Ser protagonista de tu vida Ser protagonista de tu vida