Autores: Paola Ceruti y Cristina Haggar
¿Te ha pasado que has tenido conflictos con tu pareja debido a los problemas que tienen vuestros hijos?
Es esperable que nuestros hijos presenten problemas a lo largo de su desarrollo escolar; bajas calificaciones, conflictos con sus pares, anotaciones negativas, entre otros. Frente a lo anterior, es posible que como padres nos sintamos desconcertados, desorientados y no sepamos bien qué hacer, lo cual incluso puede llegar a traer consecuencias en la relación que mantenemos con nuestra pareja.
Ante los problemas de nuestros hijos los padres podemos reaccionar de diversas formas; con sentimientos de culpa “¿qué hemos hecho mal para que nuestro hijo se comporte así?”, recurriendo a la queja “con todo lo que hacemos por él/ella y nos lo agradece de esta manera”, a la autocompasión “¿por qué nos tiene que pasar esto a nosotros?”, y también muchas veces podemos culpar a nuestro cónyuge o pareja de la situación que están viviendo nuestros hijos “¿por qué eres así con él/ella? Tú tienes la culpa de todo lo que le pasa…”.
Sin duda, estas maneras de reaccionar no nos sirven para solucionar los problemas y, con frecuencia, los aumentan o crean otros nuevos, siendo muy posible que se produzcan roces y distanciamiento con nuestra pareja debido a las diferentes formas que tenemos de educar a nuestros hijos.
Una de las causas más comunes por la cual los padres recurren a consultar, se debe a la constante lucha que hay en los diferentes estilos de educación lo que repercute en roces o distanciamiento con nuestra pareja. Por esta razón, es importante que los padres establezcan y mantengan las mismas normas y límites desde la primera infancia, ya que si no existe una buena y clara comunicación entre ellos, se pueden producir frecuentes conflictos que pueden incluso llegar a provocar un quiebre en la relación.
El conflicto que generalmente se produce por la poca conciliación que hay entre los criterios de ambos padres es Sobreprotección v/s Permisividad. Se ve con frecuencia una gran discrepancia entre padres con estilos más “permisivos” de crianza (que tienden a la libertad de acción) y padres más “sobre protectores” (que tienden a la represión de la acción que no esté bajo su control). En ese sentido, puede que un miembro de la pareja tienda a proteger de manera excesiva a sus hijos para que no “sufran”, y el otro tenga la percepción de que dejándolos “más libres” en sus actos pueden obtener un aprendizaje más rápido y efectivo de las situaciones a las que se van a enfrentar en la vida.
Por ejemplo, uno de los padres tiende a evitar constantemente que sus hijos tengan fracasos o sientan dolor, razón por la cual les hacen todas las tareas que les manda el colegio para que les vaya bien, no tengan una baja calificación y no sean una “vergüenza” frente a sus pares y profesores. Por su parte, el otro miembro de la pareja tiende a dejar que sus hijos realicen los quehaceres y tareas solos, para que así éstos “logren aprender a enfrentar más rápido las demandas que les va a deparar el futuro”.
También ocurre que hay padres que no llegan a acuerdo en los permisos que le demanda su hijo adolescente para ir a fiestas o juntarse con sus amigos. Se ve con frecuencia, que un miembro de la pareja tiene la postura de que ellos como padres ya han “hecho la tarea” de educar a su hijo y le han entregado todos los valores necesarios para que salga al mundo y lo conozca bajo su responsabilidad. Es decir, permiten que su hijo salga sin horarios y normas pre establecidas, ya que tienen la percepción de que él es responsable de sí mismo y que tiene que ir descubriendo sus propios límites. Por su parte, el otro miembro de la pareja es de la postura de que su hijo salga bajo exigentes normas, utilizando el castigo ante la transgresión de éstas ya que de esta forma aprenderá a ser responsable en la vida.
Como punto de partida es importante preguntarse ¿Cuánto hablo con mi pareja de los problemas que viven nuestros hijos? ¿Tengo con mi pareja momentos en donde conversemos de lo que les ocurre a nuestros hijos? ¿Tengo claridad de lo que piensa mi pareja respecto a cómo educar a nuestros hijos? ¿Tenemos una visión coherente y conciliadora que nos permita apoyar a nuestros hijos como ellos lo necesitan?
Generar una instancia con nuestra pareja (una comida, un café, salir a caminar), es una excelente manera de comenzar a conciliar diferentes opiniones y percepciones que tiene cada uno en la forma de educar a nuestros hijos.
Es tremendamente importante aprender a escucharse activamente (escuchar desde el corazón), validar la forma que tiene nuestra pareja de criar a nuestros hijos (“entiendo que pienses que dejándolo hacer sus tareas sólo va a aprender más rápido…”, “comprendo tu idea de que al exigirle hora de llegada mantengamos un mejor control sobre su comportamiento…”), negociar con respeto (“¿te parece que fomentemos la independencia y autonomía de nuestro hijo a través de reglas y normas que establezcamos entre los dos?”).
Todo lo anterior, permite mirar el problema desde otra perspectiva, tomar decisiones de manera alineada y mantener con nuestra pareja una comunicación clara y fluida en relación a lo que ocurre, lo cual definitivamente ayudará a enriquecer la relación familiar y de pareja. |